sábado, junio 26, 2010

TRABAJOS DE TALLER - A2 2010 Pedemonte

Arquitectura-Naturaleza / Territorio-Hombre





Es innegable que en el paso de la profusiòn, complejidad, profundidad de la primer imagen a la segunda, la selva de Rosario a perdido algunos rasgos. La capacidad para comprender la variaciòn espacial (profundidades-densidades) en una secuencia articulada del corte selvàtico, se torna dificil de trasladar al corte "arquitectònico".

En eso radica el problema principal de esta estapa. Evidentemente el traspaso de una realidad a otra (o si se quiere de un aspecto a otro de la realidad) es dificultoso y problemàtico y Rosario cuenta ya con una importante ventaja diferencial, haber ensayado en el dibujo nos permite visualizar rapidamente los inconvenientes. Veamos entonces lo que Rosario en su avanzada nos permite decir.

Precisar y hacer conciente aquello que en la accidentalidad del hacer hemos descubierto no es una tarea menor.

Comprender la instrumentalidad del dibujo para expresar esta dificultad es el paso principal para visualizar el problema....la relaciòn arquitectura-naturaleza, territorio-hombre, o como querramos llamarle es naturalmente compleja y contradictoria y requiere de nuestra intervenciòn para mediar. Especialmente Rosario necesita avanzar sobre dos temas.

El primero la capacidad gràfica para reconocer la vegetaciòn en tèrminos de densidades y profundidades (lejos del objeto arbol) y encontrar las cualidades propias de la vegetaciòn selvàtica en la diversidad de elementos que la componen.

Y el segundo comprender la necesidad de ocupaciòn extensiva de nuestro programa sobre el territorio, para lo que propongo repasar algunas lìneas del libro "La casa popular en Española".

"La casa popular Española".



La habitación, el pequeño fenómeno geográfico tan íntimamente ligado con la vida humana, es casi tan efímera como nosotros mismos: sin embargo, guarda cierta permanencia en sus caracteres generales, una como potente fisonomía que va ejerciendo su influencia sobre las formas que se suceden.

Existen lugares donde esta dependencia de la casa con el suelo es tan grande, tan íntima su compenetración con el paisaje, que se diría es la casa como un producto de la vegetación natural: en ella radica el encanto de la arquitectura rural, y la mayor dificultad que el arquitecto debe vencer al construir en el campo, en plena naturaleza.


El clima, los materiales y también la estructura social de cada pueblo, influyen sobremanera en la disposición de la planta y en su íntima estructura, que cambian de una época de la Historia a otra, debido siempre a su dependencia inmediata del factor social.

La permanencia geográfica es consecuencia obligada del clima y de los materiales. Variarán las costumbres ciudadanas en cada siglo, pero perdurarán las condiciones físicas que hacen tan cerrada, pétrea y leñosa la casa de un vasco del siglo v como la de otro del XV, y al par, tan profunda¬mente distinta la habitación privada de los altos páramos castellanos, barridos por el helado cierzo, y la de las ricas vegas andaluzas, soleadas y rientes.

La habitación rural es, ante todo, un hecho de economía agrícola. Por ese motivo Demangeon clasifica las habitaciones rurales no por sus materiales constructivos, ni por sus formas exteriores, sino por su plan interno, por las relaciones que se establecen entre los hombres, los animales y las cosas; es decir, por aquella que pudiéramos llamar su función agrícola, ya que el campesino concibe y construye su casa tectónicamente, como un utensilio o instrumento de trabajo, adaptada todo lo más prácticamente que sea hacedero a las condiciones de la explotación, base de su vida de hombre que la gana con el sudor de su rostro.

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