En el orden
de necesarias urgencias devenidas de la continuidad del trabajo el valor de
algunas de las incertezas acuñadas en la exploración nos va dejando gusto a
poco.
El trabajo
se va cargando de nuevos contenidos que requieren ser abordados cada vez, repitiéndose
incansable ese juego de encontrarnos para volver a perdernos.
Sin embargo
no surge todo al mismo tiempo ni de una misma y única forma.
Hay en los tiempos
de la búsqueda un aliento que debe madurar en conceptos.
La
exploración va sedimentado un perfilamiento crítico que debe ir surgiendo del
propio trabajo, percibiéndolo, reflexionándolo, entendiéndolo.
En el
propio trabajo, macerando en la fundamental experiencia del taller, están
contenidas las latencias criticas que nos van jalonando en la búsqueda.
Nos sometemos
a la lógica reductiva del “prueba y error” dejando afuera la posibilidad de
reconocer los motivos de lo que nos condena al supuesto error o nos induce al mágico
acierto.
Percibir
estos tiempos, comprender la necesidad de perfilar conceptos y articular
las herramientas pertinentes es uno de
los nudos de nuestro trabajo.
La labor
proyectual nos lleva a otra de las invariantes: El espacio.
Sabemos
algunos de los rasgos del sitio, reconocimos algunas de las implicancias del
uso y hemos profundizado en la compresión del tejido y de algunas las posibilidades
expresivas del lenguaje.
Y el
problema sigue allí…
Debemos
afirmar el carácter de la totalidad y enmarcar en cada una de las instancias
perceptivas el carácter sensible de lo que vamos logrando.
Avanzamos
en la explicitación de la idea y nos vamos cargando de la necesidad de
concretar, de dar las respuestas concretas que el trabajo demanda.
Pero
concretar no lleva a pensar en cosas, cosas de cartón y varillas o aprensibles
desde el dibujo. Y el espacio...es una cosa?
En verdad no
se trata de cosas sino de aquello que opera en la relación entre ellas. El
espacio no es una cosa, no es un objeto sino tal vez lo que “queda en medio”
determinando relaciones, estableciendo vínculos o enmarcado diferencias.
El espacio se
resiste a ser cosificado, no se deja abordar como objeto. Se nos escapa si
pretendemos asumirlo como pieza de diseño.
Sin embargo
sin este reconocimiento del espacio las “piezas de diseño”, los objetos de cartón
y varillas pierden buena parte de su sentido.
Reconocer
que lo intangible del espacio es un rasgo determinante de la arquitectura es
uno de los desafíos a develar al momento de resolver el asunto.
La sugestiva
paradoja respecto de la intangibilidad del espacio es una de las claves al
momento de resolver la unidad.
Vemos en el
espacio la clave en la unidad del trabajo. Hay vínculos que definen centralidades,
centros que aúnan vínculos determinantes de la idea.
Instancias de menor jerarquía que denotan relaciones parciales, de menor compromiso con el conjunto.
El problema
del espacio es el problema de las relaciones que enmarcan la expresión del continuo.
Debemos reconocer
cuales son las condiciones de espacio de determinan el continuo como una unidad
de trama espacial. Distinguir las jerarquías de estos espacios respecto de la
mayor o menor implicancia del espacio con la totalidad o con las partes.
En el espacio se juega la estrategia de dominio
sobre el conjunto y es la instancia determinante de buena parte de las
decisiones “concretas” que nos permiten avanzar en el trabajo.
Ni el registro pretendidamente objetivo de la manzana puede prescindir de la visión espacial. El espacio supone la afirmación de una determinada extensión tanto como el reconocimiento de un punto de observación que nos sitúa como parte de las relaciones en juego.
Y en la afirmación del espacio caben concretas valoraciones sensible. El espacio son dimensiones, volúmenes formas y materia. Es también luminosidad, contrastes, texturas, opacidades y transparencias
Que es mas concreto?.
Y si las formas asumen un rol secundario como pantallas que modelan el devenir del espacio?.
Y si es la luz, en su juego de sombras y matices lo que fundamenta el planteo?
El protagonismo de las cosas se asume como parte de la argumentación espacial.
La maqueta es una construcción de cartones?.
De cartones, celofán luz e intencionada observación. En verdad la construcción de cartón es mero soporte.
La maqueta es una construcción de espacios a ser develados.
Parece que la aguda irregularidad de las cosas es un recurso para acusar la pregnancia del espacio.
En lo irregular de las formas se acusa la intangibilidad del espacio. Se expresa con rigurosa precisión que el problema no es de las cosas sino de lo está "entre las cosas".
Y el continuo se expresa. Tanto en la elocuencia material de los elementos que lo tejen como en la condiciones propias del espacio que lo contiene y enmarca.
El espacio, en su cualificación intencionada es lo que demarca el centro, luego los elementos...
La pura expresión del espacio da cuenta de las continuidades y relaciones. La imagen esconde las cosas, las funde en una penumbra de sombras que acusa profundidades y vínculos y... espacio!
Y vamos... entramos en el espacio. La polaridad exterior-interior (u otros esquemas equivalentes) no resulta de una sinopsis esquematizante sino de la condición sensible que implica percibir y comprender el espacio.
Dónde reside la precisión de la imagen sino la extrema sensibilidad de haber precisado en la aprensión del espacio.
Y la concreción irrumpe materializando espacios. Dando cuenta del carácter vital del espacio.
La precisión alcanzada es condición de haber profundizado en la comprensión del carácter vital del espacio. Y las cosas?
El espacio contiene las relaciones que traman el continuo, es el medio que contiene las tensiones que vinculan y establecen las particulares condiciones de cada elemento. El espacio es la clave de la unidad.
(Nota: todas las imágenes que ilustran la serie INVARIANTES 1, 2 y 3 corresponden al año en curso).
Federico