lunes, mayo 13, 2013

Capilla...


Estuve a la expectativa de algo. No sé qué era, no sabía describirlo.
Decía: “acá… acá hay algo mal…”. “Pueblo chico, infierno grande dicen…. Todo tiene que ver con todo, como nada puede tener que ver con nada… Pero pasa algo raro acá.”.
Y me di cuenta! Estoy esperando el “BANG!”. Casi una necesidad, sin ser un deseo, como una droga. Eso que suene fuerte en la cabeza, que nos quita la atención y la enfoca de arrebato, la DISTRACCION. 
Ese mal acostumbramiento del cuerpo y del psiquis al malestar exterior, a hacerlo propio.
Pude sentir las molestias que mi cerebro calló, ya hace mucho tiempo, por ser constantes distracciones. Puede ver los causantes del cansancio y malestares que agreden a mí funcionar equilibrado.

La tranquilidad y la paz pueden hacerse propias también.
Cae el sol. Sentado, apoyado bajo el resguardo de un árbol mirando el ocaso de un naranja degradé, hipnótico placer crepuscular.
Aproveche ESE momento. Esa transición poética, el descenso de lo que fue, y la llegada del ahora. La muerte de la luz visible y la llegada de la oscuridad sensible. Con ese paisaje metafórico revelador a mí alrededor, esa cambio de energía al que nadie puede escaparse, más allá de nuestra voluntad. 
Observé desaparecer la luz mayor que nos guía desde las alturas y brinda calidez y visión absoluta. La sentí encenderse en mí. Mi cuerpo y psiquis están en calma, mi alma se despierta iluminada y estoy en contacto con mi mismo.
No sé cuánto tiempo después, me vi contemplando millones de estrellas.
Soy una estrella más del gran paño negro de fondo. Soy TODO. Es un momento infinito.

Emiliano Adrián Martinez

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