Propia de tu
simpleza,
se perpleja lo
gris,
ese hormigón encerrado,
que poco
tupido de verde está.
Nadie quiere ser tu prisionero,
esa tediosidad
macabra que canta desde lo lejos un ser natural,
una osadía de
laberintos sin esperar.
Propia eres de
tu hermosura,
una identidad
sin terminar.
Dante Nacach
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