Cecilia Coppolechia Bitacora de Viaje Suecia 1

Estimados:
Este es un envío de Cecilia ex alumna de la cátedra y docente del nivel 2 , actualmente viviendo en Suecia .
Le he pedido que nos hiciera de corresponsal y nos enviara sus impresiones .
Esta primera entrega de su bitácora de viaje , justamente en época de entrega para ustedes, es para mi muy pertinente ya que , aunque muy distante de la selva ,expresa con toda intensidad una actitud integradora de la percepción del nuevo ámbito a descubrir .
Su visión del arquitectopoeta como un alquimista de los elementos esenciales es muy reveladora.
!Gracias Cecilia ... esperamos que sigas pedaleando nuevas bitácoras !
Marcelo

... es hermoso sentir el viento sueco, el viento mueve las cosas, molinos y globos, inventa energía donde todo estaba quieto, mueve el mar, mueve las hojas y los árboles, y hasta el esbelto” turning torso “ que Calatrava habrá calculado con tanta justeza se mueve con el viento.

Un dia cualquiera del mes de junio monto mi bici y me dirijo a la biblioteca, tengo que estudiar este idioma que tan diferente suena al nuestro,

en la monarquía sueca, las bicicletas reinan, reinan por que son mayoría, son las princesas del viento, su debilidad aparente frente a la fuerza automovilística me contradice en cada esquina, no puedo evitar tener esa visión sesgada de que el mas poderoso físicamente, morfológicamente hablando, va ejercer su poder a través de la fuerza.

Estoy en la esquina, es una avenida, no hay semáforo, solo una cartel azul con imágenes de peatones y una bicicleta que indicaría que por aquí puedo cruzar, sigo sorprendiéndome, abro mis ojos y me sorprendo... ¡tack… el coche frena !: hago gracias con la mano, el automovilista me deja pasar sin apuro, los dos sonreímos.

Estuve pensando mucho acerca de que escribir para la bitácora de mi paso por Suecia, no quería ofrecer una visión turística del tema, sino de alguien que conoce un poco mas allá de la superficie, necesitaba hablar con gente, ver y vivir mas, ya han pasado algo mas de dos meses, y era necesario dejar de esquivar el momento de enfrentar un oficio que no me pertenece: la escritura.

Siento insegurridad en los océanos de lo literario, contrariamente a lo que me pasa con los oficios que tienen que ver con el trabajo de la materia, donde nado con mas tranquilidad en aguas conocidas.
Si tengo miedo a esas nuevas aguas, lo mejor será enfrentarlas, para que dejen de ser desconocidas y volverlas mis amigas.

En Suecia abunda el viento, y es hermoso sentir el viento sueco, el viento mueve las cosas, molinos y globos, inventa energía donde todo estaba quieto, mueve el mar, mueve las hojas y los árboles, y hasta el esbelto” turning torso “ que Calatrava habrá calculado con tanta justeza se mueve con el viento.

Pero lo que más mueve el viento son esos hermosos rodados que fluyen por todos lados.
Me refiero a las bicicletas, el viento las acompaña en su andar, y ofrece en las mejillas de sus montantes la sensación palpable del sentimiento profundo y real de la vida: al golpear su pecho les dice: esta es la vida... y es ahí cuando ellos sonríen………..

La vida se parece tanto al viento, que cuando el viento se mira al espejo, se dice: yo soy la vida.

La verdadera arquitectura nace siendo poesía por que es viento es agua, fuego barro, piedra y metal, todos esos elementos vinculados poéticamente son arquitectura.
La respuesta poeticarquitectonica debera ser buscada por cada arquitectopoeta.
Hay que animarse a la alquimia de los elementos, prescindiendo de supuestas fórmulas mágicas .
Los técnicos constructores también abundan, en sus almas no sopla el viento, usan su eficiente "manual de resoluciones rápidas" según sea cada problema.
Claro que no contienen ni una sola nota al pie con tintes poéticos….son aquellos que desean ser solo arquitectos y no quieren sentir el viento en la cara... allá ellos, pero a no confundirlos con los poetarquitectos!

Un dia cualquiera del mes de junio monto mi bici y me dirijo a la biblioteca, tengo que estudiar este idioma que tan diferente suena al nuestro, miro a mi alrededor.... observo.... tomo el camino de la bicisenda, en la monarquía sueca las bicicletas reinan porque son mayoría, son las princesas del viento,

Su debilidad aparente frente a la fuerza automovilística me contradice en cada esquina, no puedo evitar tener esa visión sesgada de que el mas poderoso físicamente, morfológicamente hablando, va ejercer su poder a través de la fuerza.
En Suecia no es así, en el régimen socialista de los medios de transporte la mayoría mas débil: peatones y ciclistas, resulta ser la mas fuerte…… solo por el hecho de ser mayoría.

Estoy en la esquina, es una avenida, no hay semáforo, solo una cartel azul con imágenes de peatones y una bicicleta que indicaría que por aquí puedo cruzar, sigo sorprendiéndome, .......... ..¡tack… el coche frena !: hago gracias con la mano, el automovilista me deja pasar sin apuro, los dos sonreímos. y entonces en ese pequeño acto se genera una agradable complicidad con el desconocido.

Es verano en este polo, el viento entonces es una cálida brisa, hay sol, hay bella arquitectura nueva para mis ojos y la puedo disfrutar pedaleando ...mientras el viento me acaricia las mejillas.
salu!

Cecilia