lunes, abril 09, 2012

textos_INDAGACIÓN ESCRITA


Autora: ROCIO QUINTAS

La primera bruma que me inundó tras la lectura de los tres textos (no de corrido, sino decantados a lo largo de tres días) fue un sentimiento de sutil depresión. Indagando en los motivos de esta "poco racional" tristeza encontré un cúmulo de reflexiones críticas sobre nuestra coyuntura histórica y cultural.

Al compartir esta sensación en la ronda de debate en el taller, encontré una leve desestimación de la expresión de sentimientos sobre una idea por parte de algunos compañeros. Esto abre toda una reflexión al margen sobre la validez de argumentar a partir del sentir, o argumentar antes de sentir, que por ahora no haré más que mencionar.

Felizmente, como soplados por los primeros vientos otoñales, se fueron todos los argumentos de esa sensación deprimente con la simple y contundente pregunta retórica de un compañero: "¿Por qué tenemos que aceptar el orden establecido?" Este insurrecto lugar común rompió con la inercia de mala onda que me fue arrastrando de tres artículos aparentemente inconexos a entristecerme por los divagues acerca de los evidentes problemas que genera nuestra globalizada "cultura occidental".

Entonces, ya de otro humor, puedo intentar desmenuzar aquellos argumentos puntuales que me llevan a pensar en los defectos del sistema capitalista, que es lo que nos engloba bajo el mote de cultura occidental; y cómo esto repercute en nuestra identidad cultural.

1) 7 razones para invertir en Azul.

( ... )" el concepto de desarrollo local se funda en que desde ámbitos locales sean lo actores del territorio los que, utilizando como medios los recursos que el propio territorio otorga, coordinen las iniciativas dispersas y mejoren las condiciones del entorno para generar así un clima adecuado para la realización de negocios" (j!)

Ah! no para vivir mejor??? Bueno, qué esperaba bajo tan inspirado título...

Semejante marco teórico para la presentación de datos duros sobre la ciudad de Azul, sazonado con la "picante" cita de Bill Gates, denotan la intencionalidad con que se recorta la información que pretende brindar el artículo.
Si bien entiendo como fundamental, aunque insuficiente, el conocimiento de datos duros del lugar a los fines de la labor proyectual, me permito dudar de la veracidad, o al menos de la imparcialidad en la manipulación de los datos aportados por los amigos del Dr. Duclós, intendente de Azul.

Tristemente veo como una vez más, siguiendo las costumbres más neoliberales, los gobernantes que ponen al estado al servicio de los intereses privados, no tienen pudor a la hora de ofrecer toda una ciudad a la venta. Aún haciendo hincapié en el potencial extractivo de su territorio.

2) Francisco Salamone en la provincia de Buenos Aires, gestión patrimonial de su obra.

Lo que decantó en mí tras la lectura de este artículo fue la poco feliz censura por omisión que, entre otros factores, los amigos del racionalismo provocaron en un exponente de la arquitectura tan prolífico y con una producción de arraigo cultural, como Francisco Salamone.

Ahora me pongo por costumbre del lado del excluido. Indudablemente el contexto histórico de Salamone influyó en su obra, así como influye en nosotros para la valoración actual de su legado.
Lamentablemente, también influyó en sus contemporáneos racionalistas, quienes, con una postura gregaria y excluyente, en pos de acrecentar su movimiento invisibilizaron a quienes encarnaban otras búsquedas estilísticas.

Esta perspectiva histórica hace necesaria la reivindicación puntual de este caso y plantea además la dificultad de construir una identidad cultural alimentada por una diversidad de expresiones que convivan sin menoscabarse.

3) Geocultura del hombre americano. Tecnología y cultura.

Concuerdo con Kusch cuando define la tecnología como producto intrínseco de una cultura determinada. Así el fruto tecnológico de una cultura no puede ser sanamente trasplantado a otra, ya que es la acción del hombre como respuesta a una necesidad que le genera su entorno.

El trasplante de tecnología, está hoy camuflado bajo el paraguas de "cultura global", que no es más que el argumento teórico para imponer un incesante tráfico de mercancías que mueve los engranajes del sistema capitalista.

Esta cultura global, genera dudas de identidad que tienden a romper la coherencia interna de una cultura local en la que los elementos místicos-racionales-icónicos y de supervivencia en un territorio específico están en equilibrio. La pérdida de la escala humana de la cultura local es lo que define la salud (o falta de) del entorno.

La ruptura de este equilibrio produce ansiedad e individualismo, ambas calmadas momentáneamente sólo por el consumismo de tecnología. No sabemos quiénes somos, por ende no sabemos qué necesitamos. Tenemos necesidades que no vemos, necesitamos tecnología para resolver problemas que no tenemos, necesidades que no son nuestras. Nuestra propia angustia existencial nos aparta de la integración comunitaria, de la construcción de identidad cultural y nos hace alimentar la rueda del consumo.

Disiento con Kusch en una pequeña afirmación que hace del mundo aymara. Yo no creo que quieran "salir al mundo" ya que en una cosmovisión coherente, sea cual sea, el mundo es "mi mundo". Para el caso que cita, de un aymara que no accede a la innovación tecnológica por hallarla innecesaria para su estilo de vida, no es que ese hombre quiere "salir al mundo por sus propios medios" puesto que no está fuera del mundo. El mundo para él ES así, y lo irá modificando en la medida que sus necesidades se lo pidan.

Conclusión:

Supongo que muchos compañeros van a estar de acuerdo en que la arquitectura es intrínseca al momento histórico, geográfico y político en que surge. Así, el valor arquitectónico de una u otra obra emerge fruto de su contexto cultural.
Ahora voy a plantearlo todo como un problema de lógica: si aceptamos sin más la globalización como la cultura universal en la que estamos inmersos y no tenemos por ello derecho a deconstruirla, nos subimos a la ola del progreso y desde allí juzgamos como necesarios todos los efectos colaterales del consumismo, tomamos como "propia" la llamada cultura occidental y nos sentimos ciudadanos del mundo, encontraremos que nuestra arquitectura será inevitablemente trasplantable y fruto de una cultura de muy escaso arraigo local. Lo mismo una torre en Barcelona, que en Beijing que en Bahía Blanca.

Quienes estemos en la búsqueda de una arquitectura enraizada en su contexto histórico y geográfico, deberemos reconocernos partícipes en la construcción de identidad cultural. 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

a la una en el matadero no?

Anónimo dijo...

si a la 13hs en el matadero y 17hs en la plaza.

Lacolo dijo...

Rocio que bueno!!!!!

Anónimo dijo...

nunca pensaste que capaz te vino y por eso te deprimiste?

Anónimo dijo...

Y a vos quién te dijo que hay que deprimirse cuando menstruás?
Days?