domingo, abril 08, 2012

textos_INDAGACIÓN ESCRITA

Autora: SOFIA PERALTA

Para proyectar, hay que saber. Soy partidaria de que a mayor conocimiento, mejor calidad de obra.
Es factible que desconociendo los datos duros del lugar se pueda llegar a un resultado innovador, llamativo, pero indudablemente obtendrá mejores logros el que conociéndolos los logre incorporar a su diseño. Dejarán de ser datos para pasar a conformar un todo.

El territorio no sólo alimenta alguno de los valores de la obra, sino que es el generador de la obra en sí.

Pensar en esto me hizo acordar al año pasado donde tuvimos un interrogante similar en el momento de trabajar en el delta. Muchos cuestionamos el énfasis que ponían los profesores en que nos quedáramos un día, una noche, sin hacer mas que sentir… vivenciar. Realmente parecía una pérdida de tiempo hasta que me senté con una hoja adelante y la mano dibujaba sola. Es interesante cuando se entiende que por más amplio que sea el terreno a construir, o lo más libre que se sienta, existen determinadas pautas preestablecidas que hay que aprender a leer en el terreno.

Indudablemente habrá datos que favorezcan más al diseño que otros. No es de gran necesidad saber que Azul posee una economía diversificada, que el 83,5% es destinado al comercio en la zona urbana mientras que la agricultura y la ganadería son la principal fuente de ingreso para la ciudad. Sin embargo, lo que hay que lograr es encontrarle “el lado b”, por así decirle, a esta información tan precisa. Como por ejemplo, que tenga una economía diversificada debe generar ó mismo ser una consecuencia de una población activa, cambiante. A su vez que exista una economía en torno a la agricultura y la ganadería implica grandes espacios verdes, libres. Toda información por más puntual que sea está cargada de infinitos detalles que permiten familiarizarnos con el terreno en cuestión.

Conocer todo lo que se pueda respecto al lugar donde se va a trabajar es tan relevante como lo es la obra terminada. Sea lo que fuere que se diseñe no está solo, hasta el más mínimo cambio en ese territorio va a generar una transformación en su entorno. Sería egoísta y hasta poco inteligente no tenerlo en cuenta.
Lo mismo ocurre con el contexto histórico, no así con la historia. Es en este punto donde difiero de muchas opiniones con motivo de profundizar la reflexión, voy a dedicarle algunos renglones. Estoy a favor de que se tengan en cuenta los orígenes del territorio, es más, considero fundamental su conocimiento pero no por ello lo aplicaría al diseño.

Insisto en que no hay que dejarlo de lado, simplemente encontrarle la esencia y transformarla en algo aplicable aquí y ahora. Es decir, no veo como algo enriquecedor el que existan restricciones a la hora de diseñar partiendo de lo que ese territorio fue en un momento determinado que nada tiene que ver con la actualidad.
Es contraproducente si de proyectar hablamos, que tu punto de partida no tenga en cuenta las raíces. Sin ese ayer no habría un hoy ni un mañana.
Igualmente me parecería interesante que se pueda comprender que todos los días aparecen nuevas y quizás mejores raíces, modificables, contemporáneas, y son aquellas las que posiblemente se están dejando de lado por temor a olvidar la historia. 

Si lo lindo de la arquitectura es lo que representa en su totalidad y lo que genera tanto en las personas que lo habitan como en las que lo visitan. ¿Qué sentido tendría diseñar algo por lo que nadie se sentiría identificado? Me concentro en esto porque desde mi parecer lo que hace bueno a un proyecto es la experiencia, las ganas de satisfacer una necesidad. Y es ahí donde aparece la importancia del contexto histórico.

El diseño debe ser representativo, debe generar sentimiento de pertenencia en el espacio donde se sitúe y en los lugareños; y es aquel sentimiento al que se accede a través del conocimiento de las diferentes vivencias que va experimentando dicho territorio, dicha cultura, en determinado momento.

Es en este punto en donde todo el tema de la globalización comienza a hacer ruido. Día a día, y cada vez más, las culturas se van entrelazando. Hasta empiezan a compartir necesidades que no deberían circunstancialmente. Desde mi punto de vista, y volviendo al tema, la arquitectura ya no está siendo lo representativa que debería ser. O mas bien sí, pero representativa de esta pseudo cultura masiva que tanto abarca y poco entiende.

A este concepto es enriquecedor relacionarlo con el de “tecnología”. Si me quedo solo con el significado de la palabra, hay que entender que es el conjunto de conocimientos técnicos que ordenados permiten diseñar diversos bienes y servicios con el fin de facilitar la adaptación al medio ambiente y satisfacer las necesidades de las personas, Sabiendo esto, es imposible despegarlo de lo que entendemos por cultura (conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social incluyendo los medios materiales [ tecnologías ] que usan sus miembros para comunicarse entre si y resolver sus necesidades de todo tipo). Se ve con claridad la relación estrecha que hay entre ambos conceptos, se necesitan mutuamente para definirse.

Como dice el autor “una tecnología no puede darse sino como apéndice de una cultura”. Pero ¿Qué pasa cuando esa cultura no está siendo fiel al territorio donde se expresa? Hay que empezar a ver las desventajas de la extrema comunicación, no por el hecho de querer “impermeabilizar” el país, sino por el temor a perder la identidad, la capacidad de innovar, de crear. 
Es casi tan valioso como perjudicial el constante intercambio que permite la globalización. Mientras las culturas se sigan mezclando y las tecnologías se homogenicen, va a ir disminuyendo la capacidad de pensar un “cómo…“. 
Sin identidad no hay cultura, sin cultura no hay tecnología, y sin tecnología no hay diseño posible.

Y ahí volvemos al principio de esta reflexión donde planteaba que lo lindo de diseñar es saber lo que se necesita, por qué se necesita, y encontrar la forma de realizarlo. Si nos facilitan todas las herramientas debido a que las necesidades van a ser siempre las mismas, el rol del arquitecto pierde sentido y cualquier máquina podría reemplazarlo sin dificultad.

2 comentarios:

Rocio dijo...

Me gusta!

Lacolo dijo...

que bueno sofi