Autor: GIANNI
ARIEL DE CUNTO
Sea cual fuese la razón, a los hombres y mujeres se
nos dio la dicha de poder habitar el planeta. Fuimos y somos capaces de
adaptarnos sacando provecho de dicho medio. Hemos ido a un lado para el otro,
poblando los sitios que parecían más inhóspitos, aquellos donde pareciera que
“alguien” se empecinó en evitar que lo pisásemos. Aprendimos, amamos, lloramos,
nos separamos poniendo continentes de por medio y nos volvimos a juntar teniendo
a nuestro amigo que vive del otro lado de donde el Sol se pone a un
clic.
Esta capacidad y gracia que nos fue concedida implica
una responsabilidad, un “ver más allá” de lo que parece obvio. Somos capaces de
hacer mucho bien, pero también mucho mal si nos convertimos en ciegos y sordos
por adopción.
Corremos con ventaja de la comunicación, ya sea con
gestos, palabras, signos o dibujos; no sé si esto nos hará especiales, pero ¿por
qué desaprovecharlo?
La unión hace la diferencia. Que un pueblo o quienes
lo representan luchen por él es positivo por donde se lo mire, incluso con
fallas. Globalizar nos tendría que unir, revista la idea de dar a conocer una
forma de pensar, un lugar, una cultura; para tal fin podría elegir hacerlo
mediante signos o dibujos. Elegir comunicar qué es lo que le pasa al vecino es
una forma de demostrar que me preocupa, ya sea en un informa y de las miles de
formas de representación que existen.
Azul hizo esto, se dio a conocer a quienes la veíamos
como un simple punto donde se cruzan rutas en el medio del campo. En qué medida los datos contenidos en el
texto definen las nociones de Ruralidad o Campo desde las que usualmente se
reconocen las ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires. ¿Es Azul
una ciudad rural?
Al leer en texto, podemos ver datos duros, rígidos,
fríos, manipulados y retocados, pero esos gráficos, imágenes, mapas, mantienen
aunque sea en lo más mínimo la esencia de a quién representan. Un reflejo aunque
distorsionado no deja de ser la imagen del “reflejado”, nunca va a perder del
todo la esencia. No dudo que la mejor forma de saber si Azul es una ciudad o una
ciudad rural sería yendo al sitio, o por lo menos hablar con su gente, pero los
hombres fuimos capaces de darle alas a la comunicación para que trascienda la
distancia, para que salga del origen, cruce campos, los ríos y llegue a un lugar
quizás totalmente distinto. En el texto nos dan las claves para tener una mera
noción de qué producen, cómo y de qué viven, cómo se prepararon para esto, qué
es lo que hacen con su suelo y qué pretenden hacer con su realidad. Podemos
percibir la esencia rural que reboza en cada una de sus calles, sí, calles,
calles de una ciudad para la cual avanzar no es lapidar su origen y no marca el
antagonismo al cual estamos acostumbrados entre campo y
ciudad.
La esencia nunca desaparece por completo. Estamos
acostumbrados a ver cómo se intenta desesperadamente tapar, pero afortunadamente
siempre fracasan. Es un valor que se convierte en histórico, perdurable a lo
largo del tiempo, un
patrimonio.
Como parte de la sociedad tenemos la responsabilidad
de hacer que esta perdure, no importa si es modificada en algunos aspectos como
seguramente lo hará y es lo más normal que lo haga. Ahora, como arquitectos
debemos sentirnos orgullosos de poder materializar esto con las obras que
hagamos. Ahora, bajo un punto de vista
histórico, ¿cuáles son los “méritos” o valores de una obra o autor de cara a su
perduración histórica?
Perdurar en el tiempo no significa solamente que se
mantenga de pie durante muchos años; para una obra es que sea tomada como
referencia, que se convierta en un libro abierto para que quien se detenga a
observarla sea capaz de comprenderlas motivaciones, las premisas básicas y la
interacción de ésta con su entorno marcándola e identificándola como un elemento
parte de la sociedad.
No podemos percibir una obra sin la individualidad
presente del arquitecto que la diseñó, pero perdurará en la historia si es lo
plural de su sociedad la que marcó su gestación.
Para responder según el autor, ¿qué relación se establece
entre tecnología y lugar? Me limito a decir que para el autor, cada cultura
le corresponde un lugar en el mundo. Mejor dicho, este lugar es el que forja la
cultura de un pueblo y que si el hombre habita el sitio, aprende a domarlo en
beneficio propio. La cultura condiciona y determina la tecnología a usar ya que
la operatividad de la tecnología dependerá del hecho cultural, el cual a su vez
es fruto de la apropiación y adaptación al lugar. Se obtiene así una tríada
donde cada uno de estos conceptos es determinante para la evolución del
siguiente.
El lugar es trascendental entonces para el desarrollo
de la actividad del hombre. En cuanto a nosotros, futuros arquitectos, sería
imposible pensar en un proceso de diseño que no tenga en cuenta lo que lo rodea.
Sería egoísta no pensar en quienes influirá nuestra “huella en el mundo”, o no tener en
cuenta cómo ésta condicionará la realidad del entorno cualquiera fuese su
escala. Conociendo el lugar conoceremos las herramientas con las que disponemos,
las necesidades y realidades de quienes lo habitan. Pensar en arquitectura como
una profesión de servicio hace que un arquitecto sea recordado. Si no tenemos en
cuenta todo esto, una vez finalizada la obra deberíamos ser nosotros mismos los
que quitemos ladrillo por ladrillo.
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