Autor: JUAN
MANUEL ACHENBACH
Debido a
su carácter fundamentalmente rural, los que denotan esta cualidad del
territorio resultan ser los que mejor nos dan una impresión clara de su idiosincrasia,
como ser la superficie sembrada en relación a la total, y la incidencia en el
producto bruto de la localidad de la actividad primaria.
Seguidamente
a estos, que la describen como un territorio cuya actividad preponderante es la
producción de materias primas, aparecen aquellos relativos a su inserción económica,
donde cobra especial importancia su ubicación geográfica, de modo que se
conecte con el mercado a través de la venta de materias primas sin procesar o
con algún valor agregado, siendo vital para esto la inversión en
infraestructura industrial y comercial.
También es
interesante como el incremento de la
actividad turística y cultural denotan un interés institucional en ir
diversificando esta esencia casi hegemónicamente agrícola, tomando ahora el
valor estético de los recursos naturales como potencial desarrollador de
negocios.
Toda esta información
cuantitativa nos da una clara noción de las cualidades del territorio, que debido
a la ventaja competitiva que ofrece el suelo para la actividad primaria, y la cercanía
a grandes puertos que permiten su distribución, han ido forjando una identidad territorial fuertemente
ligada a la vida y trabajo en el campo, que se desarrolla sin embargo, para
la gran mayoría de los habitantes en aglomeraciones de características urbanas
donde entran en un frágil equilibrio formas de habitar contrapuestas en cuanto
a densidad y destino entre otras facetas.
El campo apacible produce, la ciudad
bulliciosa consume, generando aquí una situación intermedia entre la tendencia
a la concentración de los recursos y personas, que constituyen situaciones
urbanas cada vez mas complejas, y el ritmo lento y constante como el
crecimiento de los vegetales, que marca el pulso de las actividades de las
personas y no acabara por perderse.
Creo que
la contradicción entre cultura y tecnología es evidente en América si
obedecemos al hecho de que esta última es apéndice de la primera.
La epistemología que sustenta los
procesos de constitución de los objetos nos es ajena. Ah sido impuesta como dice el
autor, por una burguesía “pensante” que ah instalado sistemas educativos
concebidos por estados formados a imagen y semejanza de culturas foráneas a
este suelo.
A
consecuencia de esto transitamos nuestras vidas en una especie de ceguera filosófica,
avanzamos sujetándonos a objetos que en efecto resultan útiles para vivir
nuestras vidas, pero nuestra ceguera consiste en entenderlos como objetos
aislados, sin internalizar el discurso histórico que le da coherencia a su
existencia, la historia de la cultura que lo crea. Ejemplos de esta situación
pueden hallarse en cantidad, hasta aun mismo en el campo del arte. Cuantas
veces hacemos que cantamos una canción?, la rítmica se nos pega, la melodía se
siente como dentro de uno, pero en realidad no
tenemos del
significado de lo que cantamos.
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