domingo, febrero 21, 2010

DOCUMENTO 01 - Mares imaginados

Anotaciones para una estètica del arte americano. Rodolfo Kusch.




Una estética de lo americano no puede fincar en una estética del arte sino del acto artístico, precisamente porque éste incluye lo tenebroso cuando contempla ese proceso brumoso que va de la simple vivencia del artista a la obra como cosa.

La estética, implícita en nuestro ámbito, tiende a valorizar el producto artístico sobre la génesis de ese producto, o sea la obra por sobre el artista.

.....el nuestro es ante todo un arte de producción y no de creación. De ahí que sea un arte con una estética del placer y de la forma.....

El acto artístico implica polaridad, porque parte de la vida como absoluto y se traduce en una cosa incrustada dentro de una sociedad, de acuerdo con un tiempo y con una forma preestablecida.



El artista ejerce una especie de violencia al crear. El mismo término de “expresión” lo confirma. El arte se vuelca con violencia, como venciendo una resistencia, que se expresa en un contenido que adopta una forma. No se trata solamente de una conciliación mecánica, por la que lo vital se funde a lo forma.

Hay en el proceso del arte, como acto, la superación de una falla esencial en lo humano, por la que el arte es una solución para un aspecto fallido de su existencia, precisamente aquel por el cual la vida y la inteligencia se oponen, como también ocurre con instinto y razón, individuo y sociedad.


Es una oposición por contradicción, ya que el segundo elemento encierra la negación del primero. En lo más hondo es un triunfo de lo estático sobre lo dinámico, del signo sobre lo signado. El arte entra así en el proceso general de lo humano porque subsume el mundo vital al mundo intelectual para fijar y contener.




El arte cierra así una parábola de ajuste porque es la transición de lo tenebroso hacia la luz. Y lo auténtico del gran arte estriba en que es una respuesta plástica a la pregunta primordial que el grupo social (por intermedio del artista) se ha hecho sobre si mismo. En todo gran arte el artista hace cuestionar al instinto colectivo su sobrevivencia.




Todo lo que va más allá de este planteo es accesorio. Lo formal, el instrumento, el material utilizado pertenecen al segundo término de la ecuación esencial del arte, o sea a la social. Lo importante es el primer, la vida y, más aún, esa vida en su aspecto tenebroso.
Cuando ella falla, o cuando no hay un reconocimiento de lo tenebroso, el arte cae en manos de los realizadores como el actor o el ejecutante y se convierte en juego o también en arte abstracto.


La polaridad genética del acto artístico se apareja agravándose, a un viejo problema de nuestra vida social entera y es la distancia entre lo realmente vital y lo realmente estructural de nuestra cultura, distancia que va del suburbio al centro, del campo a la ciudad, del individuo a la sociedad y aún se plantea dentro del individuo como vida y razón.


Imágenes: Trabajos Arquitectura1 Pedemonte - 2009

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