jueves, septiembre 17, 2009

Nicolas Barbarelli

Podemos plantear la posibilidad de que la expresión pueda, llegado el caso a establecerse como una mera visualidad o bien considerar por el contrario que en la expresión residen las primeras y más importantes esencias.

No interesa así la calidad expresiva surgida de la visualidad, el ponderar su calidad plástica sino la fundamental instancia de consumación de una búsqueda centrada en el reconocimiento de aspectos clave de la relación de arquitectura y territorio.

Asumir el íntimo compromiso de hacer propia la expresión, propia del territorio intencionado, del territorio propio, apropiado. Recrear los medios, articulando la expresión, modelándola de cara a la necesidad de profundizar sobre sus caracteres vitales más hondos...

Debemos valorar la expresión, en su sano dominio, en el desarrollo de un medio íntegro capaz de abordar el desafío planteado con la mayor profundidad.

Asumiendo que su resolución implica el despliegue de una capacidad centrada en el desarrollo de una sensibilidad especial. Para percibir y expresar de un modo vitalmemente intencionado.

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