miércoles, abril 20, 2011

De muelles y Mascarones de proa.






Que ves cuando no ves?

Que tipo de muelle hago? ni me lo maquine, me puse las botas del isleño, agarre el bote y manos a la obra, que salga lo que salga…y si aparece tierra firme mejor, que hace tanta falta! en este mundo de agua.

Después de la entrega que tuvimos el lunes pasado y de haber recorrido toda la muestra y observado cada trabajo de los compañeros, continue alimentando dudas y cuestiones que hacen al hecho proyectual y constructivo en el Delta.
Parece que estamos muy empecinados en hacer muelles como objetos lindos que agraden a la vista y que sean foco de total atención y exclusivo diseño.
Sin darnos cuenta obviamos el contexto como si fuese circunstancial y no un hecho primordial o fundamental como uno imagina que debe ser.
Nos olvidamos donde estamos y enajenamos nuestro proyecto de muelle como un aparato caído del cielo o bicho raro que se posa en la orilla de cualquier rió y no tiene nada que ver con el entorno del delta.

Seria interesante que no perdamos la sensibilidad para aprender adueñarnos del territorio y proyectar con confianza una cuestión que desarrolle un muelle como algo natural del lugar, tan natural como el isleño que por la mañana se calza las botas y sin necesitar de grandes infraestructuras desata la cuerda para subir a su bote.
Siendo una cuestión tan simple de interpretar el muelle como vinculo entre tierra y agua, porque complejizar el hecho y darle la magnitud que tal vez no merece.
Nos cegamos tanto a veces que no nos hacemos las preguntas más importantes y perdemos la mirada en lo bonito y prolijo.
La belleza de la naturaleza, la dinámica del rió, sus matices ya son propias del delta como para pensar que cualquier obra arquitectónica es más importante o más relevante que el lugar mismo.

La vida de los isleños es tan simple como sus simples necesidades de alimentarse, educarse y desarrollar sus actividades cotidianas.
Reconozco que es fácil vagar y perderse en el proyecto de muelles faraónicos sobredimensionados y preparados para recibir yates con familias importantes que disfrutan el fin de semana en su chacra del delta y no merecen otra cosa que un gran muelle que los haga sentir seguros y lejos del miedo a mojarse los pies.

Quien va utilizar el muelle que proyectamos?
Que consideraciones constructivas y de diseño tomamos en cuanto a la corriente y profundidad del rió, la sedimentación de la costa y su vegetación, los cambios de nivel del agua en las crecidas, la erosión del clima, la libre navegación de los botes sin obstáculos, el poste elemental con libre acceso para amarrar el bote, etc.
Será mas importante vivir el lugar, como la acción cotidiana de quien habita y necesita de ese medio “muelle”como algo natural y sencillo?
Y me pregunto otras cosas: como buscar y percibir aquello que no se construye pero hace a lo construido, “los quehaceres del isleño” como el arte de subir y bajar del bote.

Cuantas preguntas me sigo haciendo…pero sube o baja el rió?….y ese muelle sale de la tierra o entra al rió?...sigo remando y afilando el lápiz como afino el ojo para tratar de ver eso que no se ve y parece esencial, como vivir y sobrevivir en el delta.

Ramiro Coelho – Arquitectura II - 19 de abril de 2011
.
4:54 PM



El comentario de Ramiro es muy interesante y me ha parecido pertinente convertirlo en bajada .
De alguna manera nos está proponiendo una nueva mirada oponer al

Muelle como foco de diseño , casi como OFNI Objeto flotante no identificado que se posa en el delta como por casualidad
convertido en un objeto palpable manifiesto de nuestras habilidades proyectuales

el

Muelle “como algo natural del lugar, tan natural como el isleño que por la mañana se calza las botas y sin necesitar de grandes infraestructuras desata la cuerda para subir a su bote. y sin necesitar de grandes infraestructuras desata la cuerda para subir a su bote.


En verdad estamos vislumbrando dos visiones casi contradictorias que implican dos puntos de arranque,dos conceptos fundacionales bien diferenciados
No es el motivo de esta reflexión, volcarme a favor o en contra , tomar partido por una de las posturas
Claro que profesionalmente tengo decisión propia al respecto pero académicamente me parece que es posible jugar con estos extremos como tensiones polares de una cuerda pedagógica en la que
las pulsiones y la voluntad de creación personal,
así
como la potencia del contexto se activan recíprocamente
No obstante hay ciertas lógicas predecibles en relación , por ejemplo a la escala y no e slo mismo un muelle para que bajen y suban los turistas del catamarán que un muellecito para una vivienda de un isleño.
Sin embargo y esto lo escribo desde mi experiencia vital como integrante de una familia de orígenes tigrenses el muelle no es una construcción mas , tiene además del específico uso de permitir el trasbordo una connotación que refiere al carácter de la familia que habita ese sector del Delta
Así es posible entrever muelles receptivos, hospitalarios , muelles prohibidos muelles pintoresquistas muelles austeros.
El muelle tiene un significado para el isleño superador de la estricta cuestión funcional es un signo, un aviso una presencia “civilizadora”estable en el paisaje agreste y misterioso donde todo fluye hasta el línde tierra agua agua tierra

Tal vez los muelles sean como mascarones de proa de las viviendas entendidas poéticamente como naos siempre ancladas …y los mascarones de proa no están exentos de cierta excentricidad y cierto erotismo

Por eso Ramiro ni tanto ni tan poco.
Uso y significado se amalgaman en este temita aparentemente tan inocente
Marcelo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ni tanto ni tan poco lo interpreto como la necesidad de encontrar un equilbrio que bien hace falta. Que mejor que abrir un debate y cruzar opiniones no? la diversidad de ideas nos enriquecen y nos ayudan a reflexionar lejos de alguna verdad absoluta. Muchas Gracias por compartir este espacio. Saludos!

Marcelo dijo...

Estimado anonimo
Las verdades absolutas nos acercan a los dogmatismos y en nuestra disciplina ,a mi criterio ,la única verdad absoluta es que no hay verdades absolutas.
Lo absoluto esta reñido con lo subjetivo , con la vision sensible de cada uno y como me gusta decir la arquitectura es una ciencia inexacta maravillosamnet compleja y contradictoria.
Esa inexactitud , lejos de ser entendida como un defecto debería interpretase como una virtud esencial : nos aleja del dogma y nos "arrima a nosotros mismos". acerca

Anónimo dijo...

y dele con abrir debates,
el debate y la conversación distendida de los temas que nos convocan como arquitectos en formación siempre está en la medida en que se apropien del taller, participen y propongan sus puntos de vista con sus trabajos.