Fermìn Rovira
Es una estrategia simple, trazados de vida.
Llegamos por el lugar más bajo, muy cerca del río; es allí donde horneamos los ladrillos, donde los acopiamos. Pero subimos a refugiarnos, el agua es inestable, no podemos estar tan cerca de ella. Más atrás, el juego del agua y la tierra nos sirve como pisadero.
El circuito de nuestra actividad nos rodea.
Transitamos esa polaridad en un mismo ámbito, se vive y se trabaja allí mismo; así se configura nuestro espacio.
Derretimiento… cambio de estado constante.
Ríos que crecen e inundan, vegetación que avanza sin cesar. ¿Podemos contra eso? Terminamos siendo conquistadores de lo inútil. Tenemos las herramientas para convivir con la selva, con el lugar que ella nos dio. Pisamos sin lastimarla como si tratáramos de imitar a los árboles, yéndonos hacia arriba en busca de luz y alejándonos del agua.... pero no tanto; nos acercamos a ella, trabajamos con ella; preparamos el barro para hacer ladrillos y luego nos ayuda a transportarlos por el río. Quizás hayamos encontrado cierto equilibrio, nuestra conexión con la selva. (texto Fermìn Rovira)
Como nos dice Fermín su estrategia es simple.
Y siendo que la selva en apariencia para el ojo in-ávido no es ni simple ni fácil, bastante complejo y enmarañado en todo caso resultaría internarse en su espesura y habitarla. Es notable como la simpleza de la estrategia de Fermín se afirma en reconocer tales complejidades; su densidad y su espesura son cristalizadas con precisión en sus cortes y planta.
Entonces la estrategia de Fermín necesitó ahondar lo complejo, lo desconocido de la selva para luego, sin rodeos, plantear con simpleza y sin dudas, con gran pertinencia y justeza los espacios de producción y vivienda. Nicolás Klein
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