miércoles, mayo 06, 2009

TERRITORIO - La hora material

Definíamos el otro día la necesidad de territorializar el objeto triditectònico y para hacerlo trazamos un mapa que contenía tres tipos de temas o tópicos a tomar como referencia, extensión, materialidad y verticalidad, que Federico tradujo en Dominio de la Extensión, Intención de Materia y Dimensión Vital.

Decíamos territorializar y eso implica materializar, cargar de materia intencionada nuestras maquetas. No hay otra respuesta posible que seguir pacientemente cargando de contenido (peso-masa) nuestro instrumento de trabajo.

Toda intencionalidad debe traducirse rápidamente en materia, la maravillosa sugestión de aquellos primeros esbozos pide concreción, para poder seguir luego reflexionando y repensando a partir de la observación de lo que hacemos.















Materia

Desplazar un objeto hacia atrás en el Pasado equivale a reducirlo a sus elementos más simples. Recorridas tan lejos como sea posible en la dirección de sus orígenes, las últimas fibras del compuesto humano van a confundirse ante nuestros ojos con la trama misma del Universo.

Materia elemental – Pluralidad. La atonicidad profunda del universo aflora bajo una forma visible en el terreno de la experiencia vulgar. Se refleja en las gotas de lluvia y en la arena de los desiertos. Se prolonga en la multitud de los seres vivientes y de los astros. E incluso se lee en la ceniza de los muertos. El Hombre no tuvo necesidad del microscopio ni del análisis electrónico para darse cuenta de que vivía rodeado y soportado por el polvo.

Ultrapasado en cierto grado de profundidad y dilución, las propiedades más familiares de nuestros objetos (luz, color, calor, impenetrabilidad..) pierden su sentido.

De hecho, nuestra experiencia sensible se condensa y flota sobre un enjambre de indefinibles. Vertiginoso en número y en pequeñez, el sustrato del Universo tangible, se va disgregando sin límites hacia abajo.

Material elemental – Unidad. Ahora bien, cuanto más fisuramos y pulverizamos artificialmente la Materia, tanto más deja ver ante nuestros ojos su fundamental unidad....como si todas la iridasiones de superficie que dan encanto a nuestras vidas tendieran a apagarse en profundidad. Como si la trama de toda trama se resolviera en una simple y única forma de sustancia.

Y hemos añadido también unidad colectiva. Los innumerables focos que se reparten en común un volumen dado de materia no son, sin embargo, independientes unos de otros. Algo los entrelaza entre sí, haciéndolos solidarios. Lejos de comportarse como un receptáculo inerte, el espacio que llena su muchedumbre actúa sobre ella a la manera de un medio activo de dirección y transmisión, en cuyo seno se organiza su pluralidad.

P. Teilhard de Chardin. El Fenomeno Humano. Historia del pensamiento.

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