lunes, noviembre 13, 2017

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO

Saber ver.

Las técnicas de representación gráfica han perdido capacidad de expresión porque confunden medios y fines. De todas las etapas de representación la documentación, la última, ha desplazado a las de investigación y desarrollo, donde las ideas deben expresar contextos, espacios, materialidad, ideas y no exentas de precisiones constructivas. En particular la planta siempre ha sido valorada como expresión de una idea funcional que marca el inicio pero se ha perdido la representación del corte como experiencia espacial. Este tiene, a diferencia de la planta como forma mas abstracta, una relación directa con la forma natural de ver el espacio.

El observador, el punto de vista, el horizonte, el plano vertical, son muchas las coincidencias pero la mayor es el espacio. En el corte el espacio se ve como vacío entre, delante y atrás como expresión de profundidad y el arriba y el abajo donde aparece la gravedad. Allí surge la otra enorme diferencia con la planta porque la expresividad indirecta de pisada que ésta ofrece, en el corte se manifiesta ineludible lo tectónico. Brutal o suitl, implícita o explícita, la forma del recorrido de las cargas a través de los materiales es la base del lenguaje en arquitectura.

Tirarse a la pileta
Si para saber nadar debemos meternos en el agua, para aprender arquitectura no podemos quedarnos fuera del espacio y el corte es la herramienta que nos permite hacerlo, representar, desarrollar, buscar sus límites y el lenguaje que lo define. Para ello la expresión de profundidad y de como la gravedad ejerce su ley sobre el lenguaje son imprescindibles. 






Saber actuar.
Cada idea y su contexto, como el guión de una escena, merecen su mejor actor, su correcto perfil, su mesura o desmesura. Ladrillos, hormigones, hierros, vidrios y demás no son mas que materia inerte pero cuando actúan un papel, principal o no, asumen un carácter, una personalidad que en el lenguaje arquitectónico llamo MATERIALIDAD.







Y al final, por supuesto, devolverle a la planta su tiempo perdido.



Juan Aiello

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