domingo, mayo 15, 2016

Elementos dominantes y subordinados

¿De qué hablamos cuando hablamos de elementos dominantes y subordinados? 
Si bien se trata de una par de conceptos que parece responder al sentido común, estos conceptos esconden una gran complejidad. La idea elemental es que para que exista un orden debe haber una relación de dominio y subordinación entre dos o más elementos cualquiera. Como todo par de conceptos, éste implica una tensión, siempre irresoluta, cuya proporción de fuerzas es cambiante a lo largo de la historia de las artes y la arquitectura. Esa proporción cambiante, esa variación entre culturas, movimientos y estilos, dice mucho sobre la visión del mundo de cada cultura y hoy en día puede decir mucho sobre nosotros mismos.
En primer lugar, no se trata de un concepto natural, el universo no tiene partes más importantes que otras, todo es fundamentalmente igual (1). Entonces si no es natural, es un concepto puramente filosófico (2), está en nuestro juicio de valor determinar que es más y que es menos importante. Que no sea natural no significa que no sea intuitivo, para entender el mundo en toda su complejidad necesitamos ordenarlo, y para ordenarlo si o si tenemos que jerarquizar lo que nos rodea. 

Tradicionalmente, en el arte y la arquitectura clásicas el concepto de orden está asociado al de proporciones. Las proporciones(relaciones de tamaño) se dan entre objetos y formas. Hay formas principales y primitivas que determinan (a partir de las proporciones) el tamaño y la disposición de todos los elementos de la composición. Pero esta operación puede ser invertida, se puede partir de los elementos particulares, de ahí la importancia de los órdenes de las columnas clásicas, y expandir hacia las formas generales. Es decir que dominados y dominantes se mezclan y hasta cierto punto se equilibran.
La lógica atrás de estas operaciones era que la proporción derivaba de las proporciones fisonómicas del ser humano, por lo tanto si se las aplicaba a la arquitectura (o al arte para el caso) el resultado iba a tener una escala humana que lo hiciera apreciable o incluso (según se interpreta normalmente) perfecto (3)

Las proporciones derivadas de la anatomía humana

El Partenón

Los órdenes clásicos

El Panteón de Agripa

Ese mismo tipo de transpolación se da intencionadamente en otras culturas a partir de diferentes esquemas de proporciones las más veces relacionadas con elementos naturales (terrenales o astronómicos) de fuerte peso simbólico y mitológico. En todos los casos la operación parte de una figura, un objeto, un espacio, que domina y se expande a otros subordinados.

Teotihuacan, conjunto de la Pirámide de la Luna

Giza, complejo de Pirámides

Machu Pichu

Pero la relación no aparece solamente en aquellas obras representativas de fuerte peso simbólico. En toda ciudad, en toda vivienda o conjunto de viviendas, en general en cualquier espacio habitable, de cualquier civilización se detecta la existencia de espacios más importantes y otros menos importantes subordinados a los primeros. Algunas veces el espacio principal es interior, otras exterior, a veces es un espacio de uso común, otras veces un espacio con carga mítica/religiosa, otras un espacio de trabajo o de seguridad y muchas otras veces todo eso combinado. Siempre esta importancia refleja las costumbres y necesidades de cada cultura. 

Casa Romana tipo

Manzana en Teotihuacan

Conjunto de habitaciones, Valles Calchaquíes

Sin entrar en detalle en el desarrollo de esta tensión en la historia del arte podemos marcar un par de puntos claves. En el Renacimiento (siglo XV-XVI) se retoman parcialmente valores y lógicas de la antigüedad clásica y se generan herramientas que permiten llevar la idea de proporción a las 3 dimensiones. De vuelta la intención es lograr un equilibrio, un conjunto perfecto (4). Cuando el equilibrio (social, cultural) se rompe hacia fines de ese siglo lo que surge es y no una pulsión hacia la perfección sino una necesidad de comunicar, de convencer. En el Barroco (fin de siglo XVI al XVIII) se toman las herramientas desarrolladas previamente y se las pone en función de contar una historia (religiosa), de provocar un sentimiento (religioso). Ya no hay dudas de cuáles son los elementos que dominan y cuales acompañan para reforzarlo. Se lleva la tensión al máximo (5)

Tempietto en San Pedro Montorio, Bramante, Roma, 1502

El Hombre de Vitrubio, estudio de proporciones de Leonardo da Vinci

La ciudad ideal renacentista, 1480-90

Planta de San Carlos de las Cuatro Fuentes, Borromini, Roma, 1634-44

Cupula interior de San Carlos de las Cuatro Fuentes, Borromini, Roma, 1634-44

El Triunfo de la Inmaculada, de Matteis, 1710-15

Altar de San Andres Quirinal, Bernini, Roma, 1658-70

En la arquitectura moderna y contemporánea no existe una unidad de criterios, aunque en la gran mayoría de los casos hay presente un elemento (o varios) claramente dominante. Este elemento puede ser destacado por su función, por los flujos y movimientos que permite/provoca o algunas veces por su valor simbólico, incluso por su función estructural, pero en todos los casos es el que da la impronta al proyecto. 

Capilla de Ronchamp, Le Corbusier

Museo Guggenheim Bilbao, F. Gehry

Museo Sayamaike, T. Ando

Biblioteca y Centro de Aprendizaje, Z. Hadid

Centro de Tiro con Arco Olimpico, E. Miralles

¿Qué hay más allá del dominio? Tramas, texturas y campos
Existen a su vez posturas que niegan la existencia (o por lo menos la necesidad) de elementos dominantes y subordinados. Las razones para está negación son variadas. 

Una trama es una repetición de elementos iguales entre si (ninguno más importante que otro) que conforman un todo. Cuando la arquitectura se centró históricamente en la resolución racional de problemas (habitacionales, técnicos, constructivos, etc.) la solución en muchos casos pasó por la repetición de módulos estructurales racionales. Si uno hila muy fino puede encontrar en el modulo mismo situaciones de jerarquía, pero el punto central está en la negación de la misma en pos de una racionalidad neutra, científica. El resultado en general es una sensación de deshumanización del espacio y no es casual ni necesariamente negativo.

Estructura de H° en construcción de Brasilia

Nave industrial tipo

Mezquita de Córdoba

En el arte contemporáneo (de 1940 para acá) se puede observar una cantidad de obras que se centran en la creación de superficies y/o espacios que renuncian a la composición (por lo menos leída en clave clásica) e intentan tocar fibras más primitivas que tienen que ver con las texturas y el color puros, sin formas aparentes. En lugar de tratar de superar la jerarquía, acá se intenta volver a un estado más inocente, de sensaciones puras. 

Naranja y Amarillo, M. Rohtko

Convergencia, J. Pollock

Una búsqueda más teórica en la arquitectura es la que se eco de teorías científicas(6) para intentar encontrar una relación diferente (abstracta, no mimética) con la naturaleza (así como el hombre clásico la buscaba desde las proporciones). El resultado arquitectónico puede resultar similar a una textura, una estructura espacial o una trama complejas y el objetivo, más allá del ejercicio intelectual, muchas veces es generar sensaciones primitivas, escapar a la categorización racional.
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Memorial del Holocausto de Berlín, P. Eisenman

Torre de viviendas en Montpellier, S. Fujimoto

Hospital para Venecia, Le Corbusier

Y entonces ¿Por qué pedimos que aparezcan figuras dominantes y dominadas en nuestras composiciones?
Sin entrar en detalle, la composición es para nosotros y ustedes, una forma de reelaborar los datos culturales (los fragmentos) con los que contamos. Es una reelaboración porque el resultado no va a ser igual a la suma de las partes. Tenemos que jugar entre dos extremos, por un lado el del orden absoluto y por el del otro el del caos. Si la ordenamos según valores completamente racionales la composición nos va a devolver exactamente lo que le pusimos. Si por el contrario acumulamos elementos sin ton ni son cuando vayamos a buscar nos va a costar muchísimo entender nuestra propia obra. Lo ideal es generar una especie de caos controlado, que nos sorprenda pero que seamos capaces de entender, de reconocer sus partes componentes y algunas de sus reglas (aunque no hace falta que todas). 
Por otro lado el intentar darle cierto orden nos permite conocer más y mejor las partes que la componen, para poder ordenar hay que primero reconocer las lógicas internas.
Reconocer y definir figuras dominantes y subordinadas nos parece entonces que nos da un principio de orden y a la vez nos acerca a una lógica arquitectónica; más allá de todas nuestras vueltas vamos al final de cuentas hacia un proyecto arquitectónico. 

Composición y constructo, Clements

Planta Estanzuela, Clements

Corte Mutual, Clements


Composición y constructo, Santa Cruz

Constructo y Atalaya Sierras de los Padres Santa Cruz

Planta Estanzuela, Santa Cruz

Corte Mutual, Santa Cruz

Epílogo: Alejandro Falabella.
En definitiva, el hombre siempre ha buscado a través de la historia tanto en sus artes como en sus formas de habitar, diseñar con gran carga expresiva. Ya sea influenciados por cuestiones históricas, creencias religiosas, simbolismos de toda índole, pensamientos filosóficos, e infinidad de motivos tangibles o intangibles. Esta actitud que es una necesidad humana de expresarse, nos ha legado un panorama cultural de lo  más rico y variopinto.
Imaginemos a Kandinsky y lo tremendamente revolucionario de su obra en 1927 a pocos años del final del horror de la 1era Guerra Mundial, y ya habiendo pasado de ello casi un siglo...¿qué es lo que nos queda por innovar? Si estuviésemos tomando hoy su obra como modelo, seriamos muy arriesgados y polémicos con nuestros resultados arquitectónicos...pero...¡estaríamos atrasando un siglo!
Y entonces aparece la pregunta sin respuesta, ¿Cómo podemos ser innovadores si pareciera que ya está todo dicho, probado, inventado? 
En nuestro camino elegido, deambularemos en la incertidumbre del abismo de la hoja en blanco, que ya no esta tan en blanco porque descubrimos figuras pertinentes y consagradas representativas que nos echan algo de luz sobre al menos, con que elementos podemos contar para empezar nuestra búsqueda, con ello intentando no reeditar, mucho menos copiar. 
Es posible que los resultados finales de nuestra arquitectura termine pareciéndose de algún modo a algo ya existente, es un riesgo asumido, pero de lo que no hay duda es que este resultado final será único y además, honesto.


Citas bibliográficas
(1) Principio de Copérnico y principio Cosmológico.
(2) Axiología, el estudio del valor.
(3) Vitruvio, De Architectura.
(4) Summerson, El lenguaje clásico de la arquitectura de Alberti a Le Corbusier; y Norberg Schulz, El significado de la Arquitectura Occidental.
(5) Argan, El concepto del espacio arquitectónico, desde el Barroco a nuestros días; y Norberg Schulz, El significado de la Arquitectura Occidental
(6) Por ejemplo la teoría física de los campos (fields) que postula que un campo es una entidad que tiene un valor determinado para cada punto del espacio y tiempo.

Arq. Gabriel Santaren