martes, abril 06, 2010

DOCUMENTOS 2010


-La canoa se deslizaba costeando el bosque o lo que podía parecer bosque en aquella oscuridad. Más por instinto que por indicio alguno Subercasaux sentía su proximidad, pues las tinieblas eran un solo bloque infranqueable, que comenzaban en las manos del remero y subían hasta el cenit.



El hombre conocía bastante bien su río, para no ignorar donde se hallaba; pero en tal noche y bajo amenaza de lluvia, era muy distinto atracar entre tacuaras punzantes o pajonales podridos, que en su propio puertito. Y Subercasaux no iba solo en su canoa.

Autorretrato - Horacio Quiroga

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