Como un buscador de oro, Leonardo Alfonzo llegó a Carlos Keen con todo su equipaje de trabajo.
Serenamente recorrió la zona, observó el lugar, miró fijamente algunos sectores y fue entonces
que, decidido, tomó la saranda y comenzó a buscar, pero esta vez...
intenciones de arquitectura.
Con la sed de búsqueda propia del aventurero, encontró
líneas...direcciones...tensiones del lugar...llenos y vacios en ese enorme y aparente
vacío general de Carlos Keen.
Descubrió
texturas...dimensiones...proporciones...ritmos... y, finalmente,
comenzó a brillar el lugar exácto dónde volcar y aferrar todas sus ideas.
Como todo aventurero, no tuvo miedo en avanzar, en bucar para encontrar, en ver para mirar...
Probar, equivocarse, volver a probar...avanzar...hacer
y rehacer...y comenzar a percibir arquitectura con
sentido e inteligencia.
La pepita de oro que Leonardo Alfonzo encontró, todavía está en bruto...
brilla por si sola...falta pulirla...darle formas...darle arquitectura.
Fernando Brunetti
Arquitecto
texturas...dimensiones..
comenzó a brillar el lugar exácto dónde volcar y aferrar todas sus ideas.
Como todo aventurero, no tuvo miedo en avanzar, en bucar para encontrar, en ver para mirar...
Probar, equivocarse, volver a probar...avanzar...hacer
y rehacer...y comenzar a percibir arquitectura con
sentido e inteligencia.
La pepita de oro que Leonardo Alfonzo encontró, todavía está en bruto...
brilla por si sola...falta pulirla...darle formas...darle arquitectura.
Fernando Brunetti
Arquitecto
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