La arquitectura no puede ser sino femenina. Incluso se representa como una mujer apoyada en una columna, apoyada en el falo...
Recuerdo que una vez tropecé con una joven en el Ponte di Legno, en Venecia.
Yo estaba mirando el reflejo de las casas en el agua del canal. Unas azules, otras ocres, todas iguales pero todas distintas.
Tenía los ojos claros, el pelo rizado, el blondo veneciano.
Me dijo que vivía cerca, frente a la iglesia Santa María y Cosme.
Le pregunté qué hacía. Me miró extrañada: «Cosa faccio? Vivo en Venecia», me dijo como algo normal, me ruboricé…. Se dio cuenta y agregó: También muero con ella.
Fragmento Editado de Tríptico rojo.
Marcelo
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