Casi como un trabajo arqueológico, sumado a la mirada aguda
y profunda que cada alumno empieza a desarrollar en el camino de la
arquitectura como futura profesión,
recorremos en caminata la ciudad de Capilla del Señor en búsqueda de la
atmósfera propia del sitio, relevando y revelando sensiblemente ante nuestros
ojos y nuestros sentidos fragmentos
culturales de identidad propios e inherentes aferrados en el lugar.
Muchos de estos objetos / fragmentos que van siendo captados
por los ojos del alumno caminante, y retratados o registrados fotográficamente
o manualmente, son porciones o extractos que cada uno atesora como registros de
un pasado histórico y cultural, y de un
presente activo que áun conviven con la nueva arquitectura.
Estos fragmentos, como parte del ejercicio arquitectónico, en
su traspaso de lo figurativo a lo lineal, son volcados en una lámina a la que
llamamos catálogo para su observación y consulta permanente, resultando así una
vasta cantidad de objetos que son parte ya del colectivo del trabajo del taller.
En un ejercicio posterior cada alumnos adopta del catálogo
propio o del taller, las imágenes mas pregnantes y en sus facetas de artistas y
compositores, componen con los objetos / fragmentos una nueva imagen dónde los mismos se
entrelazan, se superponen y se subordinan, logrando de esta manera una
revitalización de los fragmentos con el objetivo de entender que si bien son
parte de un pasado histórico y cultural, la mirada debe ser actual y resignificativa.
Esta composición que se logra del entrelazado de
objetos no significa la inmediata
lectura de la aparición de la arquitectura en ella.
Como el trabajo del albañil con la zaranda, los alumnos
comienzan con búsqueda y re-significación de los objetos, y seguramente muchas partes caigan y otras queden en la zaranda. Las partes que quedan serán el inicio de la aparición
de elementos y espacios arquitectónicos.
La primera impronta arquitectónica se fusiona con el
territorio a trabajar y con el programa de necesidades propio del ejercicio a
desarrollar, y es en esta instancia donde la potencialidad de los elementos
arquitectónicos se aferran al lugar de forma pertinente y donde lo figurativo
se pierde en la potencialidad arquitectónica.
Es asi que Nace, crece y se desarrolla una arquitectura
propia del lugar, aferrada pertinenetemente, cargada de objetos de un pasado,
resignificados y vueltos al lugar con la mirada y las necesidades actuales.
Fernando Brunetti